IA Más Esperta

El diseño puede ser responsable de garantizar que la IA no se trate solo de la funcionalidad, sino también de cómo se ve y se siente. Los profesionales que trabajan en el campo deben pensar en cómo se puede usar la IA en varios contextos, desde interfaces de voz, pantallas táctiles e incluso dispositivos físicos

La tecnología forma parte de nuestra vida y ha hecho que nuestro día a día sea mucho más práctico, ya que las cosas que antes hacíamos, como pagar las cuentas del banco o ir al supermercado, ahora se pueden hacer online.

La pandemia del Covid-19 aceleró este proceso de desarrollo de nuevos hábitos y modelos de consumo, además de la necesidad de adaptarse a ellos, para vivir con mayor seguridad y comodidad. Las empresas que no utilizaban la tecnología en sus rutinas comenzaron a utilizarla, viéndose obligadas a reinventarse para sobrevivir en un mercado cada vez más competitivo.

La inteligencia artificial (IA) ya era una tecnología utilizada por la sociedad mucho antes de la pandemia, sin embargo, con todos estos cambios en los últimos años ha tenido que evolucionar mucho para hacernos la vida aún más fácil.

La IA habilita la capacidad de las máquinas para pensar como seres humanos, desarrollando el don de aprender, razonar, analizar y decidir lógicamente sobre hechos, resolviendo problemas que, hasta entonces, solo podían ser resueltos por humanos. En otras palabras, se puede considerar como “máquinas que son inteligentes”, que pueden tomar decisiones de manera independiente, aumentando la inteligencia del ser humano en general.

Con base en datos digitales, la IA necesita ser “alimentada” constantemente para que pueda continuar aprendiendo y evolucionando, al igual que lo hace una persona. En una mirada más optimista, esta tecnología puede multiplicar la capacidad racional que tiene el ser humano para resolver problemas, crear situaciones, pensar respuestas y realizar tareas cotidianas, entre otras.

En el artículo de hoy, comprenda un poco más sobre los principios de la inteligencia artificial y cómo el diseño puede ayudar a que la IA sea más humana.

Cómo hacer la IA más inteligente

Seguro que te has pasado por la situación de intentar solucionar un problema con tu banco y/u operadora telefónica y has estado yendo y viniendo en una conversación tonta con un “robot” que no te entendía.

Hoy en día, uno de los jugadores que puede ayudar a solucionar este problema es el diseñador. Es su responsabilidad asegurarse de que la Inteligencia Artificial (IA) no se trate solo de la funcionalidad, sino también de cómo se ve y se siente. Los profesionales que trabajan en el campo deben pensar en cómo se puede usar la IA en varios contextos, desde interfaces de voz, pantallas táctiles e incluso dispositivos físicos.

En este punto, los diseñadores obtienen una nueva tarea: pensar en cómo pueden hacer que la IA sea más humana. Tendrán que asegurarse de que no solo sea funcional, sino también de que exista una conexión entre la máquina y su usuario.

Por tanto, pueden ser actores clave en el desarrollo de la IA al valorar una interfaz más amigable y facilitar la interacción humana con ella, además de hacer que la IA sea más ética, más transparente en sus decisiones y que proporcione una mejor comprensión de la realidad.

Diseñando el futuro: cómo humanizar la IA

El diseño es una fuerza poderosa que puede crear o “destruir” un producto de IA. Los diseñadores pueden ser responsables de muchas cosas, desde crear una experiencia simple y fácil de usar, hasta diseñar interfaces intuitivas y naturales, o crear productos llamativos, sorprendentes o incluso divertidos.

Los diseñadores y desarrolladores deben trabajar juntos para hacer que la IA esté más centrada en el ser humano, para que se sienta menos como una máquina fría que presenta respuestas sin contexto ni significado.

Esto se debe a que los sistemas de IA deben poder comunicarse con los humanos de una manera que puedan entender. Para hacer esto, los diseñadores deberán crear interfaces que sean intuitivas y fáciles de usar. Estos profesionales también pueden ayudar diseñando el espacio físico en el que habitan estos sistemas de IA.

Por ejemplo, si un sistema de IA está diseñado para funcionar dentro de un hospital, los diseñadores deberán diseñar el entorno de manera que no confunda ni angustie a los pacientes. En otras palabras, el resultado también tiene en cuenta la preocupación con la audiencia a la que está destinada la tecnología.

Es importante dejar claro que el diseño es el primer paso para implementar la IA en un producto. Por lo tanto, los profesionales involucrados en este trabajo deben poder comprender y pensar cómo la IA afectará su diseño.

Además, comprender qué datos está utilizando la IA es esencial para crear un diseño más eficaz. Para eso, es necesario tener conocimiento sobre cómo funciona el algoritmo de aprendizaje automático, de modo que puedan anticiparse a cualquier problema que pueda surgir con él en el futuro.

La IA debe diseñarse de manera que sea atractiva y comprensible para los humanos. Esto facilitará que las personas interactúen con la IA y les permitirá comprender lo que están haciendo. Los diseñadores también pueden ayudar a las personas a sentirse menos amenazadas por la IA porque diseñan la forma en que los humanos interactúan con las máquinas y también ayudan a que la IA sea más humana y fácil de entender.

Gracias al desarrollo de la tecnología neuronal y la recopilación de datos, así como al aumento del poder de cómputo, la IA aumenta y agiliza muchas actividades humanas, es decir, usadas correctamente, las máquinas inteligentes pueden mejorar los resultados de los productos y servicios.

Los sistemas de IA están mejorando en el reconocimiento de patrones de comportamiento. Pueden responder con datos intuitivos basados en la entrada del usuario, haciéndolos parecer más naturales.

IA y la experiencia de usuario

La experiencia del usuario es uno de los aspectos más importantes de cualquier producto. Es lo que, en gran parte, define el valor y el éxito de un producto. La IA debe diseñarse de manera que brinde la mejor experiencia de usuario posible.

Aun así, diseñar IA para el usuario final es una tarea complicada. Los diseñadores deben tener en cuenta las necesidades de los usuarios y considerar cómo pueden hacerlo más eficiente para ellos.

Un ejemplo de tal diseño sería proporcionar a un asistente de IA una personalidad más atractiva y divertida que sus contrapartes.

De esa manera, las personas no sentirán que están desafinadas cuando hablen con un asistente de IA que solo arroja hechos y cifras sin comprender las emociones o los sentimientos humanos.

Por lo tanto, diseñar IA para la experiencia del usuario significa que los diseñadores deben pensar en lo que la gente quiere y cómo quieren que funcionen sus productos.

Necesitan saber qué quieren sus usuarios y cómo esperan que funcionen las cosas. Los diseñadores también deben pensar en cómo las personas interactúan con la IA y si la IA es o no un concepto tangible para sus usuarios.

Cada vez más teléfonos inteligentes, así como computadoras, electrodomésticos y otras máquinas, emplean IA para realizar actividades humanas de manera autónoma. Al fin y al cabo, con el uso de esta tecnología, las máquinas ya son capaces de aprender, percibir, razonar, decidir y deliberar de forma racional e inteligente.

La IA está tan integrada en nuestras vidas que a menudo ni siquiera nos damos cuenta de que estamos tratando con “robots”, pero basta con mirar áreas como la medicina, el transporte, la seguridad y el entretenimiento para darnos cuenta de cuánto está presente en nuestra rutina.

La importancia de la IA

La importancia de la IA hoy en día es indiscutible. Si consideramos la capacidad de las máquinas inteligentes para almacenar y procesar una gran cantidad de datos, llegamos a la conclusión de que ya no es posible vivir sin IA.

La IA cumple la función de razonar, decidir y encontrar soluciones a problemas propios de la humanidad, por ejemplo: coches autónomos, autoservicio en cajas de supermercados y atención al cliente online, etc.

Entonces la IA hace que los procesos sean más ágiles y efectivos, ayuda a las empresas a tomar mejores decisiones, procesa y analiza un gran volumen de datos. Con los datos siendo procesados por máquinas inteligentes, que terminan haciendo el trabajo “más bruto”, los seres humanos pueden desarrollar actividades que requieren creatividad y empatía, cualidades humanas que un robot no puede proporcionar.

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